martes, 22 de diciembre de 2015

ANÁLISIS RESULTADOS ELECCIONES GENERALES 2016


   La corrupción política en España ha sido evidente para cualquiera observador no interesado y honesto; hace años que es portada en la prensa; pero no solo solo en papel, seamos sinceros, la hemos vivido de forma cotidiana; ¿quien no la conoce de primera mano?...
   La diferencia entre la corrupción / delito de cualquier otro (sindicatos, funcionarios, empresarios, etc..) y la que perpetran los políticos, es que estos últimos son los que redactan las leyes que nos rigen a todos; por ejemplo, pp y psoe llevan años 'olvidando' dar traslado de las directivas europeas anticorrupción a nuestro ordenamiento; es por eso que son culpables como organización.
   Hubo avisos desde europa sobre sus riesgos en 2010, 2011 e incluso en 2014 con un informe demoledor de la Comisión Europea.
* Informe sobre la lucha contra la corrupción en la U.E. de 3/2/2014; comunicación de la comisión de la lucha contra la corrupción de junio de 2011; resolución del parlamento europeo de mayo de 2010 sobre contratos públicos.

 El interés común de estas organizaciones está siendo convencer a los votantes de que su alternancia en el poder es la única alternativa factible; usando demagogia y medios manipulados para convencer de que corrupción e ineptitud durante décadas es algo aceptable, y casi necesario:
- Si, demagogia; es un termino muy empleado hoy en día, aunque pocos lo usan correctamente.
Esta ha sido profusamente usada en esta campaña, sembrando miedos como el de perder la pensión, la cuestión catalana, el dualismo derecha / izquierda, o el más rocambolesco, parecernos a Venezuela; por absurdo que pudiera parecer en una sociedad de nuestro siglo, ha tenido un gran calado.
- El ejemplo de otras democrácias ha sido ninguneado; los paises nórdicos tan cercanos en distancia; sociedades como la japonesa, donde el deshonor no es una opción ya que señala a toda una estirpe; según los voceros no podemos aspirar a algo así, nosotros somos 'diferentes'.
- No me ha parecido que hayan sido debidamente documentados durante la campaña los estudios cuantitativos independientes sobre el coste de la corrupción política; fuera del tópico del maletín o el sobre, cada vez que se amañaba una adjudicación, una empresa 'honrada' perdía un contrato; cada vez que se manipulaba un informe técnico, un aeropuerto ruinoso se construia con perdidas millonarias; perdidas anuales de 40.000 a 90.000 millones según fuentes, aunque el sentir general viendo como nuestros dirigentes bloquean cualquier intento real de vacunar las instituciones contra esta lacra, indica que solo ha aflorado la punta del iceberg; y nunca lo hará.
- Efectivamente se ha hablado en general de corrupción, sobre todo referida al PP, aunque de forma interesada se ha obviado que el PSOE ha sido coparticipe necesario, tanto por acción como por omisión, a nivel nacional, autonómico y local; los conocidos ranking sobre casos y cuantias así lo avalan.


Toda esta amalgama ha sido cocinada por los medios para distribución social, el 'soma' de Huxley.
Sin embargo, espero haber notado un cambio cualitativo; si bien ningún medio ha conseguido mantener una posición neutral, si se han podido leer  los análisis de algunos pensadores independientes.
También en esta ocasión ha habido una variedad de opciones políticas razonadas que ha permitido a más personas encontrar su espacio, lo que ha hecho reducir la abstención.
 
Es evidente que la actual ley hace que no se refleje en el mundo político la voluntad real de los españoles, que a fin de cuentas debería ser lo importante, pero aún así en esta ocasión la opción del no voto ha reflejado más fielmente lo que siempre debería haber sido, esa bolsa de ciudadanos poco interesados por la políticia, y no de los hastiados por ella; el resultado real con cirncunscripción única se refleja aquí.
Lo más importante: a pesar de divulgarse esa vulneración constante de valores básicos, los recortes, la corrupción, el servilismo a los mercados, la mentira, el efecto multiplicador de la crisis y su ineficacia contra ella, a pesar de todo ello, el marketing del sistema establecido ha sido efectivo, y ha sembrado la duda en un número suficiente de ciudadanos como para conseguir, una vez más, hacer inutiles los intentos de un cambio profundo.
 Esas nuevas maneras hubieran permitido aproximarnos al modelo político de los paises más avanzados de nuestro entorno.
 Por ahora no tendremos leyes anticorrupción institucional; nunca sabremos del verdadero impacto de la misma en la última crisis mundial para nuestro país.
 Se ha perdido ese tren; siempre llegamos tarde al futuro, siempre en el vagón de cola; no hay nada menos patriota que ser un sinvergüenza; y nosotros hemos permitido que corrupción e ineptitud sea nuestra marca, la marca España.




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